PRIMERA AMIGA




A los tres años tuve mi primer bicicleta con rueditas y mi primer amiga de barrio. Vivíamos en la misma cuadra en la ciudad de Bahía Blanca y todavía no me queda claro si ella se acercó, porque quería jugar conmigo o con la bici!! Con ella aprendí lo violenta que puedo ser cuando tocan, sin permiso, lo que es mío. En nuestro primer encuentro quiso subirse a mi bicicleta y recibió un inesperado empujón. Cuando la vi llorar en el piso cambié de opinión: le prestaría mi vehículo. Allí decidió que quería ser mi amiga.

El arreglo de compartir la bicicleta tuvo su fruto. Su papá tenía una camioneta que fue el primer vehículo en el que me subí en la parte de atrás y conocí la velocidad y el reto de mis padres cuando supieron que me había ido sin avisarles.

La vida y el crecimiento alejaron de nuestra historia los golpes físicos y llegaron los otros, golpes de estado, emocionales pero también la vida trajo risas, complicidades, dolores y meriendas. El olor a tostadas trae hoy el recuerdo de una cocina muy sencilla detrás de un almacén de barrio que sus papis tenían y que siempre estaba abierto a una niña voraz de pan y de vida. Siempre fui bienvenida.

Chichita, así se llama mi amiga, me regaló el diario de Ana Frank en un cumpleaños de adolescencia y el contenido del libro y su dedicatoria sigue hoy animándome en mi propio caminar. Como Ana Frank ella peleó contra adversidades y dragones y como ella a veces ganó y otras perdió pero no se rindió. Sigo en la lucha, según sus palabras.

El contexto político de los setenta nos encontró en la universidad pública y la de la calle, luego se casó, los hijos, salidas del país y el regreso sola. Nunca la escuché quejarse de cómo la vida la había tratado. Admira a Jesucristo pero no lo reconoce como el Dios verdadero, sin embargo cuando seguimos hablando en el día de hoy por teléfono, ella recibe mis palabras, a veces atolondradas sobre el Dios de la Biblia y su amor por ella aceptándolas en honor a nuestra amistad y ahí descubro que como cuando nos caíamos de la bicicleta sin rueditas, es ella, la que sale al encuentro, con mano extendida dispuesta a levantarme, a dar una mano sin preguntarme nada.

Los estudiosos dicen que un signo de madurez es la capacidad de mantener relaciones de amigas por años y por otro lado estar abierta a amistades nuevas. Recordar y ser agradecida por aquellas amigas que nos acompañaron en distintas etapas de la vida y tener la capacidad de sorprendernos por las nuevas amistades que Dios trae a nuestra puerta. ¡Qué desafío para este tiempo de apuros y desconfianza!

Cuando el apóstol Pablo no pudo pasar tiempo con Timoteo le escribió, no sólo una sino dos cartas. Cuándo el Señor Jesús estaba cansado iba a comer y descansar a casa de sus amigos María Marta y Lázaro, cuando se encontraba camino a la muerte oró por sus amigos… y nosotras ¿Cuándo fue la última vez que escribimos una carta a la amiga primera? ¿Fuimos a tomar mate o invitamos a almorzar a la amiga de adolescencia? ¿Están en nuestra agenda de oración? Porque seguro que siguen allí, recuerdos bien guardados, en el álbum del corazón.

(autor desconocido)

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Lo que callamos las panderistas😖 #dancer #cintos #wordship #adoration

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